El árbol de la vida – Terrence Malick

Escrito por Sara Viernes, Septiembre 30th, 2011

Terrence Malick es un director de los que se considera “de culto” tanto dentro como fuera de su país, su prestigio ya es comparable o roza por lo menos al del gran maestro Kubrick, ganándose a pulso esa posición, pese a algunas controversias. Además su nombre es garantía para que actores de gran renombre acepten el papel sin mirar la cifra a la que dedicarán su trabajo.
“El árbol de la vida” es uno de los títulos más esperados del año y hay motivos para ello. Como nos tiene acostumbrados el director, se trata de una cinta en la que el lirismo visual y la narración etérea está presente en cada fotograma. Lo nuevo de Malick es un canto a la vida, una oda al universo, la fusión entre lo externo y lo interno, lo caduco y lo infinito, el bien y el mal, lo espiritual y lo terrenal. Podríamos pensar que nos hayamos ante la exposición de una tesis si no fuera porque giramos la cabeza y vemos al de al lado con su lata y su bolsa de palomitas.

Nunca contar el significado de la vida fue tan bello, pese a que sé que nos encontraremos con toda clase de detractores que empezarán a decir que si la historia es una “fumada” del cineasta, que si está sobrevalorada y si en el fondo es un plomo. Para los que la sepamos disfrutar he de decir que hay que verla como un mensaje, gozando de su bella fotografía y su puesta en escena, mención a parte de las interpretaciones (a cargo de Penn y Pitt), pero sobretodo lo que importa es lo que se encuentra detrás de ella.
La historia nos traslada a los años cincuenta, al corazón de los Estados Unidos, dónde Jack empieza a vivir su vida primero con gran sorpresa por todo lo que le rodea, después con alguna decepción como es la relación con su padre, y al final con cierta nostalgia y el descubrimiento de si mismo.

Pero “El árbol de la vida” es ante todo una película con la que dejarse llevar y poner los cinco sentidos en ella, puede que como le ocurre al protagonista, alguna parte nos decepcione e incluso nos parezca demasiado pretenciosa, pero en su conjunto total es una magnánima obra, con sus perfecciones y sus imperfecciones, aunque a pesar de todo bonita. Como la vida misma.

Calificación: 8/10