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Amythology en Hangar 48



Amythology - Hangar 48

Es curioso, pero una vez que te introduces en el mundo de los pequeños locales en Madrid, empiezas a conocer a músicos que te hablan de unas bandas y otras, y así conocí a algunos de los integrantes de Amythology: “grupo tributo, formado en Madrid en 2015, que interpreta de manera fiel y honesta -aunque evitando la pura imitación superficial- el legado de Amy Winehouse”.

La curiosidad, en Madrid, no mata al gato sino que le da más vidas, como si de una partida de videojuegos se tratará porque acabas yendo de concierto en concierto y tiro porque me toca. Así acabé el pasado 7 de mayo en el Hangar 48 de la calle Bailén. Un sitio que bien podría haber sido elegido por la misma Amy en Londres para sus inicios, tocar entre colegas, o dar una sorpresa cualquier día que estuviera por aquí, subiéndose al escenario, mientras tomaba algo.
3, 2, 1: Addicted fue la elegida para comenzar el show de una historia que podría ser la de cualquiera porque ¿quién no se queda enganchado a alguna historia de amor porque una de las dos partes decide ser Just Friends? Con este tema, saxos y trompeta empezaron a destilar ritmos de reggae que hacían mover, al ritmo del bum bum del corazón, la cabeza de todos los allí reunidos, totalmente entregados a la pasión que derrochó Errukine al presentar todos y cada uno de los temas con total admiración, humildad y cariño a quien murió como consecuencia de la fama ¿para convertirse en mito?.
Nunca lo sabremos, lo que sí supimos por Erru fue que Amy, con tan solo 19 años, fue capaz de componer ese Stronger than me y que solo las valientes se atreven a cantar sobre un escenario como lo hizo ella y a bailar en la pista como lo hizo Ana, que también fue sola como la que escribe.
La sala fue idónea para la nitidez del sonido que los vientos dieron junto a la batería y el bajo, consiguiendo un equilibrio de instrumentos que junto a la voz, crearon un momento íntimo para dedicar el siguiente tema a la guitarra de Amy: Cherry.
¡Cuánto se podrá amar a un instrumento que te permite expresar eso que sientes! Y así lo hizo el señor Cabrera con la guitarra, mixturando un ipanema junto a los teclados y el bajo. Y es que, a veces, en la expresión de ese amor, aparecen infidelidades, excusas, que se justifican con I heard love is blind (Frank, 2003).

Amythology - Hangar 48

La velada discurrió en un vaivén de idas y vueltas a los diferentes LP’s que Amy nos dejó como legado que permitió, “desde la bajona”, poder imaginarnos cómo nos sentimos en las distintas fases del amor y del desamor, y una gran parada en su Black to Black (2006).
Porque todos nos hemos levantado solos alguna vez (Wake up alone) y con dificultades para aceptar que perder en el juego del amor (Love is a losing game) pasa por llorar mucho (Tears dry on their own) porque pensamos que solo nos podrá sostener “esa persona”, a la que damos el poder de la magia o tirarnos las flechas (Cupid) soñando con el día en que llegue una personita que nos llene de riqueza personal (Hey little rich girl) .
El tiempo pasó muy rápido viendo disfrutar los solos de guitarra y los guiños entre amigos que, sobre el escenario, consiguieron darnos una química musical que entiende de la relación entre el público y el escenario, más allá de una cuestión de egos.
Con esa rapidez, los ritmos comenzaron a subir, al igual que los ánimos y no dio tiempo a despegar cuando ya se veían las nubes bajo nuestros pies y eso empezaba a oler a final, aunque nadie quisiera imaginarlo (You’re wondering) y las letras fueron tarareadas con ese Valerie por todas las féminas que andábamos por allí. Sí, esa noche éramos mayoría y trasladamos nuestras inquietudes a cada cadera que se movía de aquí para allá, cual mecedoras de almas.

Me and Mr Jones fue dedicada al público y las sonrisas desde el bajo y la batería quienes, pese a que sean difíciles de ver, tenemos que recordar que existen, dieron unos auténticos tonos de Motown, que nos ahogaron en la mitomanía de Amy con los skas que siempre tocaba en sus directos, homenajeando, como hacen hoy los Amythology, a los grandes de la música negra, de quien nos nutrimos y algunos necesitamos para alimentar el alma como fue ese Back to black, ya en los bises.
Los pies enraizados para mover el resto del cuerpo y seguir viendo la magia que tienen los escenarios pequeños, que hacen que la música no sea solo para divinidades o grandes bandas, sino para todas aquellas personas que conectan con ese algo superior a lo individual y que podría mover masas de cualquier tipo, si se permitiera en cualquier lugar.
El concierto no pudo terminar sin ese Rehab que lanzó a Amy a la fama o a la tumba, porque todo lo que tiene luz tiene sombra, y suele llevar al público a un estado en el que todos nos reconocemos adictos a esa o varias sustancias que nos hacen saltar como verdaderos monos, entre ellas, el amor a la música, el amor en todas sus formas, como sucedió con el último tema: Monkey Man.
¿Qué pasa cuando todo luce? Que desaparecen los egos y los músicos bajan a la arena y el público se siente especial de compartir voz y percusión corporal, aunque sean solo unas palmas, para hacer lo que ya se hacía en las cuevas: bailar.
¿Te lo esperabas así? Yo no. Amy murió pero os damos las gracias a Errukine, Dani, Félix, Juan, Pablo, Rosa, Javi y Costanzo por mantenerla viva con todo el sentimiento: wachi, wachi.

Sígueles en redes, no te pierdas sus próximos bolos:
www.instagram.com/amythology_band
www.facebook.com/amythologyband

Fotos y redacción: Tina Sánchez Pastor

Archivo Música

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