Live

Brendan Benson + Chris Starling | Razzmatazz 3 | Barcelona | 2003-07-04

Son muchos los tópicos recurrentes con los que puede echarse a perder la crítica de un concierto como el ofrecido por Brendan Benson el pasado 4 de julio en la sala Razzmatazz 3: que si menos es más, que si el de Detroit encandiló al público con la humildad de su propuesta... Que nadie dude que un set de pop de autor no puede cohabitar con un despliegue de pirotecnia a lo Iron Maiden, pero tampoco nos equivoquemos tanto: son muchos los trucos que pueden catapultar la actuación de dos músicos jóvenes y carentes de estridencias a la categoría de concierto para el recuerdo, y ninguno de ellos tiene que ver con rociar al público con sangre de cordero o acabar el set en paños menores.

Benson es un orfebre del poprock salido de un molde parecido al de figuras de la talla de Todd Rundgren, Alex Chilton, Adam Schlesinger (Fountains of Wayne) o Jason Falkner (Jellyfish). Con motivo de la presentación de su segundo disco (Lapalco [2002; StarTime]), esta jóven promesa del indiepop estadounidense se personó en el escenario de la calle Pamplona acompañado de un simpático comparsa que se encargó de manejar un teclado, unas maracas, una harmónica y una pandereta. Por obra y gracia de este inopinado hombre orquesta, lo que prometía ser un reposado paseo por el formato songwriter aderezado con guiños a Pavement o a los afromencionados Foutains of Wayne se convirtió en un divertido y original paseo por el pop new wave de Joe Jackson, del mejor Costello y de bandas contemporáneas como Spoon, Oranges Band o Ted Leo & the Pharmacists. Las canciones de Benson, robustecidas por los esqueléticos y angulares aderezos rítimicos de su compañero y por los patrones deliciosamente repetitivos que escupió su guitarra, ganaron enteros y, aún transitando parajes harto conocidos, resultaron frescas y originales. Como guinda, los dos músicos estuvieron muy comunicativos a lo largo de todo el set, si bien algunas de sus aportaciones incurrieron en tópicos tan trasnochados como la festividad de San Fermín...

En funciones de supporter, y antes de que Benson y su escudero se revelaran como una de las grandes bandas que nos han visitado en este 2003, Chris Starling ofició un concierto íntimo deshojado a pelo por el músico neozelandés con el único aderezo de su acústica. En él repasó los temas más granados de su segundo larga duración (Sounds like... [2003; Popchild Records]) e hizo paradas puntuales en su anterior trabajo en solitario y en uno de los temas de una de sus bandas pretéritas, los difuntos Starlings. Tímido, manejando su instrumento con calculada imprecisión, el suyo fue un set frágil y sentimental, pero la solidez de sus composiciones volvió a ser la nota a destacar como ya ocurrió en su anterior visita a la ciudad condal.




Por: iván carballido  


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