Pop
Bart Davenport | "Maroon Cocoon" | Antenna Farm | Mushroom Pillow | 2005
Hace 40 minutos y 19 segundos tenía frío y esta mañana de domingo era una mañana de domingo cualquiera, lo juro. Ahora ya no, y la culpa es de Bart Davenport, de su voz, de su "Maroon Cocoon" (Antenna Farm/Mushroom Pillow, 2005), de la “Sad machine” con la que se cierra el que es ya su tercer disco en solitario.
“It gets me high, it makes me cry, it takes so long to know why”, dice, y las tres cosas son ciertas. Es un tratado de pop desnudo, un cuaderno de caligrafía compositiva, un manojo de ejercicios de estilo, un tributo a la canción, una delicia turbadora. Desde el falsete de “Welcome to the show”, pura y comedida psicodelia de salón, hasta el final, es un trabajo de orfebre.
Claro que no es la primera vez que cruza el pop con la bossa. Ya lo hacía al inicio de “Game preserve” (2004), pero el resultado vuelve a ser tan brillante en “Clara” como lo era en “Sweetest game”. Claro que no todos los cortes recuerdan la conmovedora claridad pastoral de un Nick Drake como “Paper friends”, pero el ejercicio de sencillez es tozudo y sólo flaquea, creo, en los arreglos algo empalagosos de “Finishing school”, otra pirueta hacia los sintéticos 80. Desde el folk sin pretensiones de la breve “Want some” hasta las resonancias disco que insinúa en “Into music”, biografía sentimental y auto de fe sobre a las propiedades terapéuticas de la música, siempre a la sombra de los Go-Betweens, “Maroon Cocoon” encierra sin estruendo el secreto de cuatro décadas de pop. “I’m singing a love song, another love song”, canta en “Glendale”. Y es cierto otra vez.
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Maroon Cocoon
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