pop
Wilco | "Yankee Hotel Foxtrot" | Nonesuch Records | | 2002
Esta es una mañana de junio para celebrar, he podido descansar doce horas sin interrupciones y aun así creo que el cerdito de mi copia de James no habrá pegado ojo en toda la noche. Hoy creo saber a que huelen las nubes y me siento como Nonesuch Records embriagando de elogios y palmaditas a unos desnutridos músicos de Chicago algo faltos de comprensión mientras Cruela de Reprise se viste con las pieles de sus ejecutivos ante la evidencia del más desastroso de los ridículos cometidos en estos últimos años de industria peletera que es el negocio musical.
Me siento tan bien que llamo a Juan de Sol , mi buen amigo y le cuento que todo ha acabado fenomenal, que he vuelto a romper su corazón por cuarta vez, que me siento liberado y que se que ahora bailo con la más guapa, es pequeña pero me comprende y le doy las gracias por todo ello. También le confieso que estas últimas noches he disfrutado mucho con su compañía, que me ha ayudado a encontrarme y que ya no volveré a dejar que me cuelguen una etiqueta floral sobre la cabeza, que para eso ya tengo nombre propio del que estoy orgulloso y que ahora me haré llamar Pop.
Decido dar un paseo y recordando a mi ex llego a la conclusión de que ya no hay nada más bello y ridículo en este mundo que enamorarse de ese batería de Heavy Metal que conoció en el chat y que me recuerda a mi primo Malkmus cuando se emborracha de lluvia.
Pero en mi tienda de sueños favorita cuando les pido uno de Sparklehorse y exijo mi premio de los Cure que me ha tocado al rascar una olla negra de lentejas, me sueltan un capón y me dan a cambio el Doble Blanco y el Sisters Lovers para recordarme una vez más de donde provengo. Parece que los de mi barrio no tenemos derecho a reclamar y yo que no aguanto que me echen las cosas en cara, utilizo mi último cigarrillo para quemar un poster de Uncle Tupelo a modo de distracción y me salgo con la mía cogido de la mano de un Kangaroo que hace tiempo que no se emociona tanto como hoy.
Atardece, nos sentamos y le comento que acabo de recordar que tengo que hacer una crítica sobre una banda de Chicago que dicen han logrado captar la emoción en un plástico como los de antes. Educadamente, le acaricio la bolsa y le digo que no se preocupe, que aun hay gente con los suficientes principios para tomárnoslos tan en serio como a un labio partido, y sin poder aceptar que el exceso de emociones me ha afectado el corazón, opto por refugiarme en mi hotel favorito para recibir esa clase semanal de foxtrot espiritual que tantos como yo necesitamos en este verano de goma. Un remedio perfecto para combatir y celebrar la soledad.
|

Yankee Hotel Foxtrot
|