reportaje
Polar
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Las infinitas declinaciones de la belleza invernal
Traducir en palabras los paisajes que sugiere la música de Polar es casi tan difícil como responder a las preguntas que formulan las guapísimas protagonistas de los anuncios de compresas. Las evocaciones cinematográficas dosificadas en los temas de esta banda valenciana escapan de los tonos sepia y monocromo que caracterizan a otras formaciones afines al decálogo outrock y se nos presentan en formato panorámico y en technicolor, en lo que supone un ejercicio de aperturismo muy a tener en cuenta en un género en ocasiones tan autorreferencial como el rock de vanguardia. Porque Polar no juegan a conjugar brotes de rabia con remansos de calma en insípidas excursiones de seis minutos, sino que practican un slowcore abierto de miras que se deja maquillar por retazos de country alternativo, folk minimalista y pop ambiental. Y es que sólo en un puchero con tanto fundamento se pueden cocinar canciones de prístina belleza como Un Chien Andalou o Snow Song, experimentos tan bien resueltos como The Sea & The Waves o temas planeadores y ambientales como On the sky, que harían reverdecer de envidia a bandas de renombre que llevan décadas replicando el legado de Talk Talk o Labradford con distintos grados de acierto. Su grabaciones para Jabalina, por ahora confinadas en 2 EPs (New Day y el reciente Snow Song) y un impecablemente secuenciado y magníficamente producido larga duración (A Letter From The Stars), es sin duda una de las pruebas de cargo con las que la escena nacional puede defenderse de quienes la acusan de repetitiva y sedentaria, y nos da la razón asimismo a quienes opinamos que en España hay vida inteligente más allá de los combos de pop afrancesado y de intranscendente tontipop.
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