pop
Adam Green | "Friends of Mine" | Rough Trade | Sinnamon Rec. | 2003
Creativo e inquieto, Adam Green continúa su carrera en solitario una vez iniciada tras la edición de su álbum de debut "Garfield" (2002) y disfrutar del reconocimiento y admiración despertados con The Moldy Peaches. Con su segundo disco "Friends of Mine", Adam Green consigue generar su propia luz, diferenciada en más de un matiz de la desenfadada envoltura lo-fi de su proyecto paralelo junto a Kimya Dawson y Eldar, y va camino de convertirse en una de las referencias del presente siglo en cuanto a excelentes piezas pop se refiere.
En "Friends of Mine" y sus quince cortes, retazos de elegante sensibilidad asoman nota tras nota evitando con soltura caer en manoseados topicismos o recargantes arreglos. La prueba de ello se plasma en melodías pegadizas y matices orquestales surgidos de violines, viola y cello con los que son decorados ambientes de textura pop mientras melancólicas expresiones acarician los oídos con atemporales sentimientos, deseos y fustraciones sin poder evitar el refrescar cada surco con gotas de optimismo.
El disco se abre con "Bluebirds" y "Hard to be a girl", dos piezas que ya desde una primera escucha roban con facilidad la atención y enganchan y atraen hacia un frágil mundo de poco más de media hora de duración. En canciones como "Jessica", "Bunnyranch" o "Musical Ladders" la voz de Adam se convierte en guía por caminos llenos de sutileza. Aires de vieja usanza se deslumbran en "Salty Candy" y la tristeza de "We're No supposed to be Lovers", "Bungee" y "No Legs" alumbraría con luz tenue cualquier ocaso, cualquier traslúcido amanecer.
Y es que, tras cortinas de naturalidad y sencillez, no es difícil disfrutar del acogedor y excelente pop de escuela de "Friends of Mine".
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Friends of Mine
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