Film

Ser y Tener | Nicolas Philibert | Francia | Giles Sandoz | 2003

"Ser y tener" nos acerca al fenómeno rural de la clase única. Muestra el día a día de un grupo de alumnos entre cuatro y diez años, reunidos en la misma clase, que se forman en todas las materias bajo la tutoría de un solo profesor.

La maravilla de este documental, es que nos permite observar esa cotidianidad sin perturbarla, incluso las escasas miradas de algún niño a la cámara nos aproximan a su realidad, sin enturbiarla. Prescindiendo de cualquier forma de narración, las conversaciones se entablan entre profesor y alumnos, entre niños y padres y entre compañeros de clase.
En la actualidad, y no sólo en la Landa francesa, siguen existiendo escuelas rurales, en que la escasez de alumnos obliga a esta peculiar formula educativa. La diferencia radica en el talante de este profesor de dedicación absoluta y en su autoridad serena.
Nicolas Philibert nos conduce a una reflexión sobre la educación primaria, hoy en día racionalizada en forma de currículums y objetivos a cumplir. Lejos de frías calificaciones, nos muestra, en cambio, la docencia des de una perspectiva de dedicación personal.
Superando los inconvenientes, por otra parte evidentes, de la convivencia de alumnos de distintas edades, la relación entre los mayores y los pequeños aporta unos valores de socialización imprescindibles en la formación de un niño.
Cualquier detalle o comentario, puede usarse como herramienta pedagógica. Como ejemplo, la escena en que Jojo intenta lavarse las manos y la frente, con ayuda de su profesor y la intervención de sus compañeros, cuando tras muchos esfuerzos aparece finalmente impoluto y triunfante, George Lopez, en un guiño divertido, le recuerda que lo difícil es mantenerlas así de limpias.

“Ser y tener” es una película de simplicidad hermosa, tras los cristales de la escuela el frío intenso, mientras en el interior dos tortugas pasean sin prisa por el aula todavía vacía, son los primeros minutos y toda una declaración de intenciones, ese es el tierno ritmo que sostiene durante 104 minutos la sonrisa complacida del espectador.