Film

Kill Bill Volúmen 1 | Quentin Tarantino | EEUU | Miramax | 2003

El cine, como cualquier otra disciplina artística, es una conjunción entre estética y contenido. Tanta importancia tiene el mensaje como la forma en que se presenta. Ahora bien, el cine es básicamente imagen y la prueba de dicha aseveración está en infinidad de bellas historias, llevadas de forma tan burda a la pantalla, que no han conseguido despertar ni un mínimo interés en el espectador.
“Kill Bill” se sitúa en el extremo radicalmente opuesto. Tarantino toma un argumento tan simple y repetido como es la ejecución de una venganza y, haciendo uso de una técnica que domina en toda su amplitud y de unos recursos ilimitados, consigue un resultado brillante. Tan poca importancia tiene la trama, que la minimiza para que no nos distraiga y podamos prestar toda nuestra atención a los detalles de este collage de técnicas lleno de ironía, al más puro estilo pop-art.

Como su título indica, "Kill Bill volumen 1" es la primera entrega de una saga. Rodada en principio como una unidad, fue divida posteriormente en dos partes, debido a su excesivo metraje y a evidentes motivos comerciales de la distribuidora. Estructura en capítulos, como si de un cómic se tratara, ésta primera entrega no finaliza sino que se interrumpe de forma abrupta, dando las claves de la trama de su secuela.

La idea original nació durante el rodaje de “Pulp Fiction”, cuando Uma Thurman y Tarantino descubrieron su pasión por las películas de artes marciales de los 70 y a partir de ese momento se pusieron a trabajar en el guión.
Aunque nace como homenaje a este género, “kill Bill” está plagada de referencias cinéfilas: los spaguetti-western, el humor negro, las películas de samuráis, el gore del animé japonés, entre otras muchas. Son tantos los guiños y homenajes que es imposible retenerlos todos, y como constituyen un juego entre el director y su fans, no creo que deban ser desvelados.

Desde la primera secuencia, un aterrador plano corto de Uma Thurman, “la novia”, envuelta en sangre, suplicando por su vida y por la del bebe que espera, “Kill Bill” se construye en torno a un mundo de violencia extrema. El tema es intrínseco a la obra de Tarantino, ya en su primera “Reservoir Dogs”, y sobre todo en “Pulp Fiction”, resulta sorprendente su visión cruda, casi pornográfica de los actos de violencia gratuita.
En “kill Bill” los chorros de sangre inundan la pantalla, desbordan los planos y casi salpican al espectador. Por exageración constituyen una caricatura que, aliñada con el macabro humor del director, hace digerible la carnicería.

Con Uma Thurman, la musa idiscutible de Tarantino, completan el reparto David Carradine, Lucy Liu, Daryl Hannah y Vivica A. Fox. Rostros conocidos de la gran pantalla, que se transforman para dar vida a personajes manga llenos de belleza plástica. La inserción de un capítulo de animación pone en evidencia cual es el origen de los personajes, cual es la ficción que los inspira y cual sería su forma natural.

Las coreografías de las luchas, responsabilidad del maestro Yuen Woo-ping ( “Tigre y Dragón” y “Matrix”), harán las delicias de los amantes del género. Aportan la expresión corporal de una danza y aunque son extensas, están salpicadas de planos cortos y saltos al blanco y negro, que agilizan las secuencias.

La banda sonora, firma Tarantino, merece un apunte especial. Canciones como la de Nancy Sinatra, "Bang Bang - My Baby Shut me Down", dan muestra de la ironía del director y de la capacidad argumental de una melodía. “Kill Bill” es la segunda banda sonora original de The RZA (“Ghost Dog: The Way of the Samurai”) y le consolida como referencia en este campo.

Tarantino, con sólo cuatro películas (o cinco, según se mire), ha pasado de ’enfant terrible’ a genio consentido de la industria americana y es que el director no deja indiferente a nadie, o se aman sus abusos o se detestan sus excentricidades.







Por: Sara  


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