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Star Wars: Episodio III - La Venganza de los Sith | George Lucas | EE.UU | 2005

Los fanáticos de la película que cambió la ciencia ficción, están de suerte. Por fin llega a nuestras pantallas "Star Wars: Episodio III - La Venganza de los Sith", el tercer capítulo que tras "La Amenaza Fantasma" y "El Ataque de los Clones", cierra uno de los capítulos más importantes de la historia del cine. Tenemos entendido que George Lucas va a pasarse a la pequeña pantalla. A ver que nos depara el futuro...

En "Star Wars: Episodio III - La Venganza de los Sith" nos topamos con un Anakin (Hayden Christensen, que ya aparecía en la película anterior), que poco a poco va acercándose más y más al Lado Oscuro de La Fuerza, cuya explicación científica se daba en el primer capítulo, desilusionando a más de un seguidor de las primeras películas, donde su "no-definición" dejaba volar la imaginación de cada uno. Esta película es también la más oscura de este pack de tres películas que conforman los inicios de Obi Wan, Darth Vader, R2-D2 y C3-PO. Podría existir una similitud por la gran carga dramática con la segunda parte de la triología rodada a finales de los sesenta, "El Imperio Contraataca". Ya que tanto aquí como en aquella ocasión, eran los malos los que se hacían con el dominio de todo, proclamado el tan ansiado Imperio, parábola político-social de la edad moderna, desde la revolución francesa, hasta la actualidad. Para el rodaje de la película se utilizó un equipo de más de cien personas, y un despliegue de maquinaria que viajó por medio planeta. Teniendo en cuenta que la escena en la que Obi Wan lucha con Anakin, su discípulo, se rodó en cuatro días.
Secuencias como éstas, son muy interesantes a nivel técnico, pero a nivel audiovisual se hacen un poco cargantes, ya que tras veinte minutos de pelea, uno termina hastiado.

Llámenme purista, pero no sé porque motivo, la nueva saga "galaxera" a mi no me acaba de aportar tanta emoción como cuando veía a un Harrison Ford recién estrenado a los mandos de la nave nodriza, al lado de un ser peludo que hacía llamarse Chewbacca, que por cierto sigue siendo el mismo actor que le dió vida en la primera saga.

La técnica del 3D nos ha traído cosas alucinantes como "Matrix" o "Toy Story", pero abusar de estas técnicas, en ocasiones cansa. Según como, prefería a los animatrónics, que al menos daban más la sensación de estar delante de tus narices. Solo se salva Yoda, que sigue siendo el mismo, con permiso de Chewbacca.
A favor de los efectos especiales, puedo decir que las naves vuelan como nunca, y que la facilidad en clonar a todos los familiares de nuestro peludo amigo, cuando en realidad eran tan solo seis actores los que estaban en el escenario, no tienen desperdicio.
Pero lo de Jar Jar Binks, tiene delito, que se lo digan a los acérrimos fans, aunque después intentara disimularlo en "El Ataque de los Clones". De todos modos el mérito de Lucas ya no se lo quita nadie, cuando fue el primero en apostar en su propia idea, en una época en la que no daban un duro por las películas de ese género, y tras negarle los derechos para rodar "Flash Gordon".

Pero, centrémonos en la película. "Star Wars: Episodio III - La Venganza de los Sith", es una buena película de acción y ciencia ficción, donde se mezcla el dramatismo, aquí la princesa Amidala muere, Luke y Leia, los hijos de esta con Anakin son separados, y él mismo se deja seducir por el miedo y el poder del Conde Dooku. Mueren casi todos los soldados Jedi y la República peligra.
Con estas permisas, la película promete y mucho. Podríamos clasificarla como la mejor de esta segunda, o primera, triología, según se mire. Porque además, y el mérito se lo lleva otra vez Lucas, de la cabeza del cual surgen todas las ideas, en esta parte hay un montón de piezas que se van encadenando para dar sentido a la historia general.

Estamos hablando entonces de algo que es más que una película, es un fenómeno de masas que ha arrasado durante más de tres décadas en el planeta entero, y esta batalla final, es la más dura de lidiar, porque cierra el ciclo, que no sabemos por donde va a volver a abrirse... Quizás demasiada responsabilidad ha conllevado demasiada presión, y demasiada presión a veces provoca perder el sentido de la naturalidad, y era un capítulo demasiado importante para eso.







Por: Álex  


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