Live

Josh Rouse | Joy Eslava | Madrid | 2007-11-22

Josh Rouse es uno de esos músicos que cuando vienen en concierto vale la pena ir a verlos aunque lo hayas hecho ya en ocasiones anteriores. Afincado en Valencia, y por tanto con un pie aquí y otro en su Nashville natal, el músico siempre ofrece un directo digno de ser presenciado. Aunque puede que este, "Country Mouse, City House" grabado junto a su actual pareja, Paz Suay, no sea el trabajo más brillante de su carrera, siempre viene cargado con un puñado de buenas canciones que consiguen entretenerte aunque solo sea durante unas horas.

Ante una Joy Eslava prácticamente llena, Rouse se presentaba ante su público, guitarra en mano, acompañado por batería, bajo y teclados. Antes había pisado el escenario el australiano-madrileño Aaron Thomas que venía a presentar en formato de telonero su reciente “Follow the elephants”, su disco de debut, junto a una banda compuesta por bajista, contrabajo y batería.
Tras este, Rouse tomaba posiciones y arrancaba su concierto con el tema “Saturday”, del álbum "Nashville", muy bien arreglado, como es habitual en él, y con un tímido castellano saludaba amablemente a los presentes.
En la primera parte del concierto hizo uso de la guitarra eléctrica y ofreció algunas piezas pertenecientes a su último disco como "Pilgrim”, “God Please Let Me Go Back” o “Snowy”. Entre tanto pudimos escuchar también algunos temas pertenecientes a discos como "1972" (“Come Back (Light Therapy)” o “Love Vibration”, “Quiet Town”, dedicada a Altea, localidad de Alicante donde residió durante un tiempo, entre otros). En la segunda parte, decidió cambiar de registro y salir al galope con su celebrado “Nashville” (2005), cambió la eléctrica por la acústica y es en ese punto donde deslumbró con mayor magnitud regalando títulos tan solicitados como “Carolina”, “My Love Has Gone”, “Why Won´t You Tell Me That”, y “It´s The Nighttime” y “Sad Eyes” que utilizó para los bises.

Con ese estilo tan personal sin florituras, que brilla por su transparencia, su sinceridad y una sencillez tan plausible que lo convierte en un nuevo clásico, Rouse encandiló de nuevo a todos sus seguidores demostrando una vez más que brilla el doble cuando sale al ruedo con unos elementos tan simples como una guitarra acústica y su voz desnuda. Nos ofreció de nuevo todo su genio y virtuosismo en un concierto en el que no perdió el ritmo y en el que supo jugar la mar de bien sus cartas.




Por: Joan Sánchez  


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