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Antes que el Diablo sepa que has muerto | Sydney Lumet | EEUU | Azeta Cinema | 2007

Con algo de retraso llega el nuevo film del veterano Sidney Lumet, autor de films como Doce hombres sin piedad, El prestamista, Serpico, Tarde de perros o Veredicto final. A sus ochenta y tres años Lumet demuestra que sigue estando en forma ofreciéndonos un thriller duro, sórdido, con ciertas dosis de violencia, mentiras, relaciones personales tumultuosas, una buena dirección actoral y un correcto-notable guión. Interpretado por Philip Seymour Hoffman, Ethan Hawke y Albert Finney en los papeles principales, "Antes que el Diablo sepa que has muerto" es un film que no dejará indiferente, te acabe de gustar o no, pero del que se deben alejar todos aquellos a quienes les gustan los finales felices.



Lumet se centra sobretodo en el tratamiento de los personajes, algunos más fríos y distantes que otros, de un modo casi teatral. Evidentemente el triángulo que forman los tres actores principales, no tiene desperdicio, un padre (Finney) y dos hijos, uno de ellos despechado (Seymour Hoffman), decide en un momento desesperado, pese a ser un adinerado burgués ha perdido la mayor parte de sus ganancias, dar un golpe en la joyería de sus propios padres, para ello reclamará la ayuda de su hermano menor (Hawke), divorciado de su mujer, perdedor y algo cobarde. El plan no tiene que suponer ningún peligro, sin violencia, sin armas, pero las cosas acaban torciéndose hasta desembocar en una verdadera tragedia humana.



Los protagonistas bordan sus papeles, especialmente Hawke en un rol al que no nos tiene acostumbrados. Los personajes secundarios acaban de reforzar la trama, entre ellos Marisa Tomei en el papel de la mujer de Andy (Hoffman), una fotografía dura y plana, de tonos fríos nos mete de lleno en la historia y la música que acompaña a la narración es tosca, ruda de notas graves, muy bien encajada.



El director, quien además se ha encargado del guión junto a Kelly Masterson, consigue estructurar y entrelazar todos los aspectos del film de modo magistral, como solo un experto cinematográfico sabe hacer, y es que los años son símbolo de experiencia. Introduce algunos elementos usados en otras ocasiones como los puntos de vista y las vueltas para atrás y adelante en la historia, pero compuestos de una manera que no provoca que perdamos el hilo en ningún momento y nos mantiene atentos.



Quizás habría que reprocharle no haber ahondado un poco más en los motivos principales y secundarios que mueven a los personajes a situarse ante tal acción, y el haber llegado un poco más al fondo de cada uno de ellos, aunque en general se trata de una película recomendable e interesante.





Por: Sara  


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