Live
Wintercase | Razzmatazz#1 | Barcelona | 2002-12-15
Volován/The Delgados/David Kitt/La Buena Vida/Starsailor
Después de un fin de semana de eventos buenos, malos y regulares repartidos arbitrariamente por mi viernes y mi sábado, llegué al domingo con una predisposición más bien escasa a prestar atención a los conciertos de la tercera jornada oficiosa del festival Wintercase. Con la salvedad de los Delgados, con cuyo directo fantaseaba desde hacía días tras su paso triunfal por el último Primavera Sound, las propuestas de David Kitt, La Buena Vida y Starsailor no me suponían un gran aliciente, y por todo ello me hallaba con los brazos en jarras a palmo y medio de la verja que separa al pueblo llano de los artistas en Razzmatazz 1 contando mentalmente los minutos que me quedaban para regresar a casa.
El ratito de la actuación de los mexicanos Volován que llegué a ver no hizo más que agravar mi situación, pues su powerpop de aprobado raspado me pareció la clase de música que radian los cuarenta principales en lo que consideran su concesión a la música 'alternativa', o lo que viene a ser lo mismo: lo menos comercializable del redil comercial. Por hacer un símil futbolero, Volován fueron un equipo peleando por salvar la categoría en las últimas posiciones de la tabla, pelea que desde luego no ganaron con una versión final del 'Ni tú ni nadie' trotona pero poco estimulante.
Tras ellos, y en una decisión que me pareció más que discutible por parte de los organizadores, estaba programado el concierto de la banda capitaneada por Emma Pollock y Alun Woodward, The Delgados, que traían bajo el brazo un deliciosamente sobreproducido "Hate" (Mantra; 2002). Con el soberbio acompañamiento de una sección de cuerda precisa y nunca enterrada por el estruendo de las guitarras, abrieron su set con el tema que inaugura su última referencia, "The Light Before We Land", en cuya interpretación dejaron claro que en directo también saben hermanar su querencia por el feedback, sus letras tambaleándose entre la ingenuidad y el más absoluto desencanto y los adornos orquestales, en una ecuación que entrega un pop pluscuamperfecto muy difícil de superar. Deshojaron los temas más destacados de "Hate" y nos regalaron algunas de las perlas de su aclamado disco anterior, "The Great Eastern" (Beggars; 2000), pero no interpretaron ninguno de los temas de "Peloton" (Beggars; 1999) dejándonos sin gemas pop de la talla de "Everything Goes Around the Water" o "Pull the Wires from the Wall" con las que si que nos obsequiaron en su visita primaveral. Por éste detalle, especialmente doliente para el firmante de esta crónica, y por un par de incidencias aisladas con el sonido, el concierto se quedó en correcto, si bien fue de lejos lo mejor que nos deparó la noche...
David Kitt apareció entre los trastos de las bandas que ya habían tocado y de las que estaban por tocar con el traje de su confirmación despidiendo un olor imaginario a naftalina y con un par de consortes manejando un bajo y un teclado en su retaguardia. Su pop lo-fi intervenido por sonidos analógicos no resultó en absoluto dañino, pero tuvo una permanencia tan efímera en mi memoria que a la mitad de su set me dio la sensación de que se le había acabado el repertorio y había tomado la poco ortodoxa decisión de repetir los mismos temas. La broma que reservó para el final de su actuación, una reverencia a Spacemen 3 y a las bandas shoegazers más desacomplejadas en forma de final épico y ruidoso, pudo haberme dejado mejor sabor de boca si el señor Kitt no se hubiera dedicado en su transcurso a transitar los tópicos más trillados del comportamiento de un guitar hero (que si fornicar con su guitarra, que si rasgar sus cuerdas con los dientes...).
Por lo que respecta a La Buena Vida, cuarto grupo de la parrilla, he de decir que mi consideración al respecto de su concierto resultó tan subjetiva que no puedo asegurar si fueron o no un buen grupo sobre las tablas. Supongo que la factura fue regular y su postura en escena algo fría como suele ocurrirle siempre al combo de Donosti, pero así como en otras ocasiones esos factores se vieron profusamente superados por el carisma y la proximidad de sus composiciones, esta vez no pude despegarme durante todo su set de la sensación de que Irantzu y compañía llevan demasiado al extremo su 'afectación pop' hasta rozar el ridículo en ocasiones. Supongo que si hubiera oído un verso como 'viva el amor y todo a su alrededor' en un momento de mayor desasosiego emocional habría empatizado mejor con el grupo, pero en la situación en la que me hallaba no pude evitar arquear la ceja del primero al último de sus temas y sentirme a años luz de la conmoción que en el pasado me había causado algunos de sus directos. Cuestión de tripas, supongo...
Sobre Starsailor, último grupo de la velada, tengo poco que decir. Con un arranque más que correcto que nos hizo fantasear con la posibilidad de que el bodrio AOR que es su “Love is Here” (Capitol; 2001) fuera un espejismo, el set avanzó renqueante destapando cada vez más las carencias de un grupo inexplicablemente encumbrado por la prensa inglesa que en formato directo demuestra no ser más que la suma de cuatro jovenzuelos jugando demasiado pronto y demasiado mal a rock stars. La leve intensidad de “Good Souls”, último tema que interpretaron y su hit oficioso, mejoró el cómputo de su actuación, pero aún así acabaron suspendiendo estrepitosamente.
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