Teenage Fanclub – Here

Una de las bandas de jangle y power-pop más emblemáticas e influyentes de los noventa, Teenage Fanclub regresa con nuevo trabajo bajo el brazo.

El disco, el décimo de su carrera, lleva por título “Here” y sigue ofreciéndonos el característico sonido que la banda de Bellshill ha ido tomando como propio a lo largo de los años. Al que además, han añadido unas pinceladas de dream-pop, melodías limpias y altas dosis de melancolía.

La continuación de “Shadows” (2010), abre con el tema “I’m in love”, una bella composición que le canta al lado agridulce de las relaciones, y dónde la guitarra de Blake toma especial presencia. Luego le sigue “Thin Air”, en la que priman la distorsión y cierto aire afectado, “Hold on” sigue andando en la búsqueda de las emociones con la voz de McGinley al frente. “The Darkest Part Of The Night” dispone de algunos de los momentos más brillantes del álbum con subidas y bajadas que nos adentran en el universo Teenage. “I Have Nothing More To Say” vuelve a jugar con esa sensación entre la gratitud y la pesadumbre en cada una de las palabras que salen de la boca de Gerard Love. “I Was Beautiful When I Was Alive” continúa metiendo el dedo en la llaga entre la paz y el desasosiego, adornándolo con ciertas dosis de krautrock. “The First Sight” , tema compuesto por Love, es otra prueba que demuestra que el trabajo que han realizado los tres músicos en paralelo ha dado muy buenos frutos. En éste caso son las detalladas melodías y el acompañamiento de vientos los que elaboran el destacable resultado.

Hacia al final del álbum, encontramos “Live In The Moment” una oda al carpe diem escrita por Blake, en la que destacan de nuevo los arreglos y acompañamientos. “Steady State”, otra composición creada por McGinley, una canción folk-rock de toques atmosféricos. “It’s a Sign”, radiante en su estructura. “With You”, una de las piezas más sentidas, en la que resaltan también las guitarras y el órgano. Para finalmente pasar a “Connected To Life”, que cierra este trabajo repleto de recovecos claroscuros, que se balancea a lado y lado del amor/la euforia y el desamor/la redención y que demuestra el buen estado del terceto escocés, uno de los máximos exponentes de la escena musical internacional que mejor ha sabido mantenerse pese al paso del tiempo.

Nota: 8/10

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